Randazzo estrenó oficinas en Puerto Madero y Manes desorienta a los radicales que lo quieren de candidato.
Por Jaime Rosemberg para La Nación.
Lejos de los flashes de los medios nacionales, y comprometido como aliado firme del gobierno de Alberto Fernández, el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, enoja por estos días a los seguidores del fallecido expresidente Carlos Menem con una decisión polémica: expropiar los terrenos del Club de Golf, en la capital riojana, que durante muchos años cobijó “la” casa y refugio del exmandatario luego de dejar la Casa Rosada.
“Esto puede tener objetivos comerciales personales”, desafió el dirigente radical Gustavo Galván, el jueves, cuando el asunto fue debatido en la legislatura riojana y aprobado por mayoría. Desde el oficialismo, Pedro Goyochea defendió el proyecto alegando que la finalidad es “la creación de espacios deportivos”, pero en la familia del expresidente no creen en esos argumentos. De hecho, cuentan por lo bajo que la propia Zulemita Menem, quien en vida del expresidente había manifestado su cariño por ese lugar habitado por su padre (pintado de rosa al igual que la residencia de Anillaco) pensaba alquilar allí en el corto lapso.
“Son chavistas, no sé que les pasa”, expresaron desde lo que fuera el entorno del expresidente, y criticaron otras acciones de Quintela, como entrar en default al no pagar dos vencimientos del Bono Verde, para “quedar bien” con la estrategia nacional de negociación con los acreedores externos.
Cuentan que el enojo de los familiares de Menem tuvo otro antecedente preocupante en el Senado: poco después del fallecimiento del expresidente, a mediados de febrero, la “super secretaria” de Cristina Kirchner, María Luz Alonso, expresó su interés por el despacho del exmandatario, ubicado en la planta baja del Congreso y con comodidades superiores a las de muchos otros. Finalmente la oficina quedó para Ricardo Guerra, senador que ocupó la banca de Menem y a quien le correspondía heredarla, más allá de las gestiones “de buena voluntad” que Ramón Hernández, exsecretario privado de Menem y todavía empleado del Senado, hizo por acercar a las partes en pos de un acuerdo.
Desde Puerto Madero, Florencio Randazzo sueña con resurgir
A sus nuevas oficinas, en la calle Encarnación Ezcurra de Puerto Madero, llegan no solo políticos de casi todos los pelajes, sino también empresarios de renombre y periodistas. “Voy a jugar, creanmé, tengan confianza”, les repite a todos Florencio Randazzo, el exministro de Transporte que sueña con una revancha en las urnas que dé paso a su resurrección política.
Dirigentes de Asociación Empresaria Argentina (AEA) y la UIA fueron algunos de los personajes que algún curioso vio pasar por las oficinas, que cuentan con una espaciosa sala de reuniones para los contactos políticos. También dirigentes que responden al exministro de Economía Roberto Lavagna y representantes de la “ancha avenida del medio” que en su momento se corporizó en Sergio Massa llegaron hasta allí para conversar con el exministro, enojado con Cristina Kirchner desde 2015 y dispuesto a iniciar el siempre difícil retorno desde el llano.
“Con Lavagna la cosa marcha muy bien, y hay mucho movimiento”, confirman cerca del exministro, alejado del kirchnerismo y ya (aseguran a su lado) sin vuelta atrás, luego de haber definido a Alberto Fernández como “un Presidente sin poder político porque Cristina Kirchner tiene un proyecto familiar”, en un Zoom, hace dos meses.
Margarita Stolbizer, que oscila entre un acercamiento a Juntos por el Cambio de la mano de María Eugenia Vidal y la tercera vía, y Juan Manuel Urtubey, el exgobernador de Salta que cambió hace un año su domicilio a la provincia de Buenos Aires, son dos de sus interlocutores. También los referentes de Libres del Sur Jorge Ceballos y Humberto Tumini, mientras se espera la recuperación del exgobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, internado con coronavirus, para reforzar un acercamiento también con los socialistas, con los que Randazzo ya había iniciado contactos. “Nos parece un buen nombre para darle volumen al espacio”, susurraron desde el socialismo bonaerense, entusiasmados con una candidatura a diputado de Randazzo en las próximas elecciones.
Manes deshoja la margarita, pero dice que “su” momento aún no llegó
El flamante presidente de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad, llegó esperanzado a una reunión con Facundo Manes, el martes, en la sede de la fundación Ineco, en Recoleta. El almuerzo, del que también participó Gastón Manes, hermano del conocido neurocientífico y militante radical, tuvo un tema central: la posibilidad de que el Manes “taquillero” juegue en las elecciones legislativas en las listas de Juntos por el Cambio y de ese modo se posicione como referente del radicalismo en el distrito más poblado del país.
Grande fue la decepción al otro día, cuando Manes, en una entrevista con el canal C5N, negó ser afiliado radical -aunque recordó que se “enamoró” de Raúl Alfonsín en 1983- y se mostró partidario de retomar “un proyecto colectivo que aún no veo”. Dicen en el partido de Hipólito Yrigoyen que los chats ardieron de bronca al día siguiente, y primó el desencanto de quienes ya ven a Manes como una fallida promesa electoral.